En el concurso de pastorelas inéditas y originales, organizado por el PRI, esta obra obtuvo el primer premio. Estrenada el 27 de diciembre de 1975 en el Jardín de San Fernando en la ciudad de México.
Autor: Dante del CastilloMartha Angélica Chávez de Palmerin
Actores: Satanás, Pobre Diablo, Celfa, Fileno, Bartola, Gila Bato, Espíritu de la luz.
(Una encrucijada de caminos en la primera nochebuena. Al abrirse el telón, Satanás está parado junto a una gran caja oscura, mientras un pobre diablo está muy cerca de una señal de caminos que indica el rumbo hacia Belén. Se escucha música, los dos comienzan a bailar.)
Satanás: (Canta.)
Yo soy el mero rey de las tinieblas
el que todo lo corrompe,
el que busca hacer el mal.
No me conmueve nada
y quemo con el fuego eterno
a quien me quiere y me venera.
Nunca perdono y seré despiadado
hasta el final.
(Al terminar la canción dejan de bailar y Pobre Diablo muy cansado se acuesta muy cerca de la señal de caminos. Mientras Satanás se dirige al público.)
Satanás: Esta noche, según todas las profecías..., deberá nacer en Belén, Jesús, el redentor del mundo. El Mesías esperado que habrá de combatirme siempre... Yo, para nada creo en esas cosas, sin embargo, he tomado mis precauciones. Herodes, uno de mis grandes fieles servidores, ya mandó sacrificar a todos los infantes de esta región, y otros de mis esclavos, pequeños demonios y algunas almas en pena, están creando confusión en los caminos, evitando que alguien se aproxime a Belén..., ahora, que si algún peregrino lograra llegar a esa ciudad, nadie la dará alojamiento, porque yo he dejado soltar rumores de que muchos asaltantes se dirigen hacia allá. (Comienzan a reír.) Y por si todo lo que ya les dije fuera poco, (Se acerca a la caja.) en esta caja tengo encerrado algo que es muy valioso. (Ríe a carcajadas. De pronto se calla al oír los ronquidos del Pobre Diablo.) ¡Flojo! ¡Perezoso! ¿Es así como cumples con tu trabajo?
Pobre Diablo: (Con esfuerzo abre los ojos.) Estoy muy cansado. He cambiado muchas señales de caminos. Sólo me falta ésta.
Satanás: Pues cámbiala inmediatamente, ¡holgazán! Con esa flojera jamás te ascenderé. Nunca dejarás de ser un pobre diablo.
Pobre Diablo: (Bostezando.) Déjame descansar otro ratito.
Satanás: Nada, nada, ya descansaste mucho cuando vivías.
Pobre Diablo: (Trata de cargar la señal.) ¡Ay! ¡Ay! ¡Cuánto pesa!
Satanás: Mis cuernos pesan más y los cargo.
Pobre Diablo: (Desfallecido.) ¡Ya no puedo!
Satanás: ¡Claro que puedes! ¿O quieres que ahorita mismo te mande a azotar?
Pobre Diablo: No, no señor. Trataré de obedecerte. (Con grandes trabajos logra cambiar la dirección de la señal. Después, casi arrastrándose, se dirige a la caja. Se recarga en ella.) Ay! ¡Ay! ¡Qué cansado estoy!
Satanás: (lo aparta con su tridente.) Retírate, no toques esa caja.
Pobre Diablo: Sólo buscaba un lugar donde sentarme.
Satanás: Fuera, fuera de aquí, rufián apestoso. (Con el mismo tridente lo empuja hacia un lado. El Pobre Diablo se sienta muy triste en el suelo.)
Satanás: (Va hacia él.) Levántate. Jamás deberás tener descanso.
Pobre Diablo: Mejor hubiera trabajado cuando vivía... así no estuviera pasando esto.
Satanás: (Furioso.) No me vayas a salir ahora conque eres un alma en pena arrepentida, porque ahorita mismo te mando a que te den tormentos.
Pobre Diablo: No, no, señor. Dime, ¡qué debo hacer?
Satanás: Vas a cuidar mucho esta caja mientras regreso
Pobre Diablo: ¿A dónde vas?
Satanás: Debo supervisar que estén apagados todos los fuegos de hogueras y chimeneas en toda esta comarca.
Pobre Diablo: ¡qué maldoso eres, señor!
Satanás: No debe quedar ni una sola luz prendida, para que nadie encuentre el camino a Belén.
Pobre Diablo: Dicen que una estrella está guiando a la gente hacia allá.
Satanás: (Señala hacia el cielo) Sí, mírala, era aquella.
Pobre Diablo: (Esforzándose por ver.) ¿Cuál? No la distingo.
Satanás: (Se ríe.) Ni tú, ni nadie, porque regué neblina por todas partes y, además, porque a esa estrella le falta brillo, por eso es tan importante que me vigiles muy bien esta caja.
Pobre Diablo: ¿Qué contiene?
Satanás: Nada que te interese. Son cosas personales, íntimas.
Pobre Diablo: (No muy conforme.) ¡Ah!
(Entra un grupo de pastores cantando muy animadamente.)
Todos:
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
Celfa: (Se detiene.) Esperen. Parece que por fin hemos llegado al cruce de caminos.
Bartolo: ¡Dónde estará la señal?
Celfa: Quien sabe, no se ve nada.
Fileno: ¡Rayos! ¡Centellas! ¡Diablos!
Pobre Diablo: Te llaman, señor.
Satanás: Shhh, cállate y empuja a Celfa hasta la señal.
Celfa: ¡Ay, Fileno! No empujes.
Fileno: ¿Yo? Estás loca, ni siquiera me he movido.
Celfa: (Tocando el letrero.) Pues alguien me aventó hasta la señal de caminos.
Bartolo: ¿Para dónde queda Belén?
Celfa: No sé, no distingo nada.
Bartolo: ¿Alguien trae cerillos?
Fileno: Yo. (Enciende uno. Satanás rápidamente se lo apaga.) ¡Ay, qué viento tan ardiente!
Bartolo: Es el viento del desierto.
Fileno: ¿En invierno y de noche?
Bartolo: Es verdad, debería ser frío y no caliente.
Celfa: ¡Qué extraño! ¿De dónde vendría ese viento?
Pobre Diablo: Del infierno, del infierno.
Satanás: Cállate, estúpido.
Celfa: Ay, ¿quién te habló tan feo?
Bartolo: Estoy temblando de la cabeza a los pies.
Fileno: A lo mejor sólo fue el viento.
Celfa: Eso habrá sido.
Bartolo: Enciende otro cerillo.
(Fileno enciende otro cerillo. Pobre Diablo lo apaga muy divertido. Enciende un tercero y Pobre Diablo lo vuelve a apagar.)
Satanás: (Furioso. Se acerca a Pobre Diablo y de una oreja lo retira de los pastores. En voz baja.) ¡Metiche! ¡Tonto! ¿Quién te dijo que les apagaras los cerillos? ¡No ves que necesito que vean el letrero?
Pobre Diablo: Yo sólo quería quedar bien contigo.
Satanás: Silencio, silencio, nadie te pidió explicaciones.
Fileno: (Fileno enciende el cuarto cerillo y se acerca a la señal de caminos.) Por fin veremos el letrero.
Bartolo: (Indica la dirección.) Por allá queda Belén.
Fileno: Pues en marcha, ¿qué esperamos?
Celfa: Faltan Gila y Bato.
Fileno: Ya nos alcanzarán.
Celfa: Pues a Belén, señores.
Bartolo: Vamos.
Fileno: Vamos.
(Los tres reanudan su marcha, cantando.)
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
(Salen. Pobre Diablo se acerca nuevamente a la caja.)
Satanás: ¡Quítate de ahí, ya te dije que no te acerques a esa caja!
(Aparecen dando traspiés Gila y Bato.)
Pobre Diablo: (Apartándose de la caja.) ¡Mira, ahí vienen otros pastores!
Bato: Desde aquí venían sus voces, pero no distingo nada.
Gila: ¡Ay, qué camino tan oscuro!
Bato: ¿Será éste el camino a Belén?
Gila: ¡Quién sabe! ¿Dónde estás?
Bato: Aquí, ven.
Gila: No miro nada.
Bato: (Jugando se tira en el suelo.) Estoy aquí, muy cerca..., ven, ven. Guíate por mi voz.
Gila: (Camina hacia Bato, pero Satanás se interpone y ella choca con él. ¡Ay!
Bato: Gila, ¿qué te pasa?
Satanás: (A Pobre Diablo.) Tapa los oídos a Bato.
(Pobre Diablo obedece. Satanás agarra de una mano a Gila.)
Gila: ¡Ay, Bato. Me quemas!
Satanás: (Con voz muy seductora.) No soy Bato, soy Fileno.
Gila: Ay, pues suéltame, no me toques. (Grita.) ¡Bato! ¡Bato!
Satanás: No grites, que ocupado está.
Gila: ¿Haciendo qué?
Satanás: El amor con Celfa.
Gila: ¡Mentira!
Satanás: ¡Verdad!
Gila: (Grita.) ¡Bato! ¡Bato! ¡Bato!
Satanás: Ya ves como él no responde.
Gila: (Gritando más débil.)K ¡Bato! (Pausa.) ¡Ay, qué humillación!
Satanás: Ven, yo te voy a llevar a Belén.
Gila: No.
Satanás: Entonces, ¡te quieres quedar conmigo en este lugar?
Gila: Tampoco. Quiero regresar a mi casa.
Satanás: (La jala de una mano.) Pues allá te llevaré.
Gila: (Grita.) ¡Ay, mi mano! ¡Ay, suéltame! Fileno, me quemas. (Salen.)
Bato: Gila, ¿estás ahí? No sé lo que me pasa, pero no oigo nada.
Satanás: (Entra corriendo. A Pobre Diablo.) Ya, déjalo que oiga. (Pobre Diablo obedece.)
Satanás: (Haciendo de mujer.) ¡Bato! ¡Bato!
Bato: Ay, Gila, que raro hablas.
Satanás: No soy Gila, soy Celfa.
Bato: ¿Y qué haces tú, sola por aquí?
Satanás: Estaba esperándote.
Bato: ¿Esperándome? ¿A mí?
Satanás: A ti, especialmente.
Bato: ¿Para qué?
Satanás: Tienes que saberlo todo.
Bato: ¿De qué tengo que enterarme?
Satanás: De que Gila, aprovechando la oscuridad, se escapó con Fileno.
Bato: ¡Mientes!
Satanás: Ay, ¿cómo crees? Yo siempre digo la verdad.
Gila: (Entra gritando.) ¡Fileno! ¡Fileno!
Satanás: (Muy complacido. A Bato.) ¿Oíste?
Bato: ¿A quién le gritas, infiel mujer?
Gila: A Fileno.
Bato: (Furioso.) ¿A quién?
Gila: A Bato, dije.
Satanás: (Con su propia voz.) No es cierto, dijo a Fileno.
Bato: ¿Eh? ¡Quién está ahí?
Gila: Yo, Gila.
Bato: ¿Y nadie más? (Disminuye la oscuridad.)
Gila: (Mira a su alrededor.) No, sólo nosotros.
Bato: ¿Sólo tú y yo?
Gila: Sí, mira.
Bato: (También observa.) Es verdad, pero, entonces, ¿quién habló?
Gila: No sé, era una voz muy extraña.
Bato: No sólo esa voz oí. ¿Me crees si te digo que antes, la voz de Celfa escuché?
Gila: Sí. Y yo la voz de Fileno oí.
Bato: ¿Qué te decía?
Gila: Que a Celfa estabas enamorando.
Bato: Y la voz de Celfa me dijo que tú con Fileno huías.
Gila: Todo ha sido una mentira, una ilusión.
Bato: O alguno quiso hacer broma y usarnos de diversión.
Gila: También pudo ser. (Pausa.) ¡Bato, qué bien te distingo, ahora!
Bato: Lo mismo yo puedo ver.
Gila: Este lugar parece embrujado. Hace rato estaba tan oscuro y ahorita está iluminado.
Bato: (Señala hacia el cielo.) El reflejo viene de ahí.
(Canta.) De aquella linda estrellita
tan bella y tan reluciente
que marcando va el camino
de todos los peregrinos.
Bartolo: (Entra. Grita.) ¡Celfa! ¡Fileno!... Aquí están Bato y Gila.
(Entran Celfa y Fileno)
Celfa: ¡Qué bueno que los encontramos!
Fileno: No se les ocurra ir por aquel camino.
Bartolo: Los tres estuvimos a punto de caer en un barranco.
Fileno: Algún bromista malvado cambió de dirección la señal.
Celfa: (Señala.) Si no hubiera sido por aquel lucero...
Pobre Diablo: (Mira hacia el cielo. A Satanás.) Señor, señor.
Satanás: ¿Qué cosa quieres?
Pobre Diablo: ¿Ya viste qué bonito lucerito?
Satanás: Cállate tonto y no veas eso. Ahorita mismo desaparezco esa estrella, con un poco de neblina. (Comienza a accionar un atomizador.)
Pobre Diablo: Ya la volviste a tapar, era muy bonita.
Satanás: ¡Silencio!
Celfa: Otra vez las tinieblas.
Gila: Cuánta oscuridad.
Bartolo: ¿Qué hacemos?
Fileno: Esperaremos que se despeje un poco la niebla.
Celfa: Pero, vámonos de aquí. No me gusta este lugar.
Gila: A mí tampoco. Los cruces de caminos me dan miedo.
Bartolo: Dicen que son lugares de fantasmas, y de hechiceros.
Fileno: ¡Tonterías! Yo no creo en esas cosas.
Satanás:
(A Pobre Diablo.) Voy a divertirme un poco con estos pastores. Les voy a hacer alguna magia. (Se acerca a ellos y les hace un pase mágico.)
Bato: (Se lleva las manos al estómago.) ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay, mi Dios!
Gila: ¿Qué te pasa?
Bato: Tengo mucha hambre.
Fileno: Yo también.
Bartolo: ¡Y yo!, me entró de repente.
Bato: No podré seguir camino si, al instante, yo no como.
Celfa: Villanos, no es ésta la hora de comer.
(Satanás hace otro pase mágico.)
Gila: Miren aquello.
Celfa: ¿Quién pondría mesa tan bien servida?
Bato: (Saboreándose.) ¡Cuántos manjares!
Fileno: Hay comida para todos.
Bartolo: Pues a comer.
Bato: (Interponiéndose.) Alto, nadie se acerque a esa mesa.
Fileno: ¿Por qué?
Bato: Sólo alcanza para mí.
Fileno: ¿Para ti sólo la quieres?
Bato: Sí.
Fileno: Pero, si yo también tengo hambre.
Bartolo: Y yo.
Bato: Pues se la van a tener que aguantar.
Fileno: Eso no es posible, no.
Bartolo: Compartirás con nosotros.
Bato: Jamás. Nadie tocará mi alimento.
(En cuanto Bato se avalanza al sitio en que imaginan ver la comida, Satanás la desaparece.)
Bato: ¡Ay, mis manjares!
Gila: ¡Desaparecieron!
(Satanás y Pobre Diablo ríen muy divertidos.)
Celfa: ¿Oyeron? Alguien se rió.
Gila: (A los demás.) ¿Quién de ustedes fue?
Bartolo: Yo no.
Fileno: Yo tampoco.
Bato: (Muy triste.) Yo menos.
Celfa: Ya les dije que este lugar no me gustaba nada.
Gila: Vámonos pronto de aquí.
Todos: Sí, vámonos.
(Ya se disponen a irse, cuando Satanás se acerca a Fileno y le hace un pase mágico.)
Satanás: (A Fileno.) Pierde la memoria. Te lo ordeno.
Fileno: Muchachos, ¿a dónde van?
Celfa: A Belén.
Fileno: ¿Para qué?
Celfa: ¡Cómo! ¿No sabes?
Fileno: No. ¿Quién eres?
Celfa: Soy Celfa.
Fileno: No te conozco.
Celfa: ¿Y a los demás?
Fileno: Tampoco.
Celfa: (Les grita a los demás.) Esperen. Fileno ha perdido el juicio.
Gila: ¿Qué dices?
Celfa: No recuerda nada, ni sabe quiénes somos.
Bartolo: ¿No será que embrujado está?
Bato: ¡A lo mejor! ¡Por qué no lo ayudamos?
Celfa: ¿Cómo?
Bato: Cantándole un poco. (Comienzan a tocar panderos, botes y cascabeles.)
Empieza, tú Celfa. (Cantan.)
Celfa: Anunciado está el nacimiento en la Nochebuena del Niño Jesús.
Bartolo: Nacerá en un pobre pesebre, cerca de una aldea que llaman Belén.
Gila: Sus padres serán María.
Bato: Y el carpintero José.
Gila y Bato: Tres magos vendrán de Oriente y ofrendas le van a traer.
Todos: Desde hoy reinará la alegría con el nacimiento del Niño Jesús.
(Todos comienzan a bailar entre sí.)
Celfa: ¿Ya recordaste todo?
Fileno: Sí.
Celfa: ¿Vienes con nosotros?
Fileno: Por supuesto.
Bato: Vamos.
Todos: Vamos. (Cantan.)
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
A Belén pastores,
vamos a Belén,
a ver a la Virgen
y al Niño también.
(Van saliendo muy alegres y el Pobre Diablo los sigue, hasta que Satanás, hecho una fiera, lo detiene.)
Satanás: ¿A dónde vas?
Pobre Diablo: A Belén, con ellos.
Satanás: Tú no vas a ninguna parte. Cuidarás esta caja como habíamos quedado.
Pobre Diablo: Sí, señor.
Satanás: Y por ningún motivo se te vaya a ocurrir abrirla.
Pobre Diablo: No, señor.
Satanás: Aunque oigas lo que oigas, ¿entendido?
Pobre Diablo: Sí, señor.
Satanás: Volveré muy pronto. (Sale muy rápido, accionando su atomizador.)
Pobre Diablo: (Se acerca a la caja.) ¿Qué contendrá esta caja? ¿Por qué tanto misterio?
Voz: (Dentro de la caja.) Déjame salir, déjame y te enseñaré muchas cosas.
Pobre Diablo: (Se aparta, muy asustado.) ¡Quién?... ¿Quién está ahí?
Voz: Abre y lo sabrás.
Pobre Diablo: No, no puedo abrir. (Al público.) ¿Verdad que me dijeron que no la abriera?
Voz: Ándale, sólo un poquito. Me estoy asfixiando.
Pobre Diablo: No, no.
Voz: ¡Ay, qué malo eres, qué malo!
Pobre Diablo: (Muy curioso da varias vueltas alrededor de la caja. Mientras canta.)
¿Cómo va a ser
que no pueda yo ver
lo que contiene
esta caja?
Yo creo que si la miro un poquitito,
ni cuenta se van a dar.
Por un ladito y ya.
(Al público.)
¿La abro tantito?
(Va a destapar la caja. Cuando entra Satanás.)
Satanás: (Muy asustado.) No la abras, Pobre Diablo, no la abras. (Pobre Diablo no hace caso. Abre la caja y un fuerte resplandor sale de ella.)
Satanás: (Cubriéndose.) ¡Ay, insensato! ¿Qué hiciste? Ya me echaste a perder todos mis planes. (Sale corriendo. Dando grandes alaridos.)
Pobre Diablo: ¿Qué me pasó? No puedo ver. ¡Ay, mis ojos, mis ojos!
Espíritu de la Luz: (Sale de la caja y comienza a estirarse un poco.) No te preocupes yo no hago mal a nadie, lastimo un poco a veces, pero cuando la gente se acostumbra a mí, no me cambian por nada.
Pobre Diablo: ¿Quién eres?
Espíritu de la Luz: Soy el Espíritu de la Luz.
Pobre Diablo: ¿Y eso qué es?
Espíritu de la Luz: Mírame y lo sabrás.
Pobre Diablo: No puedo abrir mis ojos.
Espíritu de la Luz: ¡Claro que puedes! No tengas miedo. Abre tus ojos lentamente, poco a poco, anda.
Pobre Diablo: (Parpadea.) Me está costando trabajo, pero ya puedo verte.
(Mira a su alrededor.)
¡Parece de día!
Espíritu de la Luz: Sí, ésta es la noche más luminosa de todas.
Pobre Diablo: ¿Por qué?
Espíritu de la Luz: Porque en Belén nacerá Jesús, el salvador del mundo.
Pobre Diablo: ¿Podrá salvarme?
Espíritu de la Luz: Yo creo que sí.
Pobre Diablo: ¿Qué debo hacer?
Espíritu de la Luz: Pedírselo.
Pobre Dablo: Pero, no conozco el camino a Belén.
Espíritu de la Luz: Yo puedo enseñártelo.
(Los pastores entran apresuradamente. Pobre Diablo, se esconde.)
Gila: ¡Miren, miren esa caja!
Celfa: ¡De ahí sale la luz!
Fileno: ¡Qué maravilla!
Bartolo: ¡Qué resplandor!
Celfa: (Por e Espíritu de la Luz.) ¿Y ése quién es?
Espíritu de la Luz: Soy el Espíritu de la Luz.
Gila: ¿De dónde vienes?
Espíritu de la Luz: De aquella estrella que señala el camino a Belén.
Celfa: ¿Y qué haces aquí?
Espíritu de la Luz: Bajé a investigar por qué nadie me seguía, y cuando llegué a este cruce de caminos, supe cuál era la causa.
Bato: ¿Cuál era?
Espíritu de la Luz: Satanás había regado neblina espesa por todas partes, tanto que no vi esta caja y caí dentro de ella.
Fileno: ¿Y qué pasó después?
Espíritu de la Luz: Satanás cerró muy bien la caja. Era una trampa.
Celfa: Con razón todo estaba tan oscuro.
Espíritu de la Luz: Sólo fue un rato. Satanás no puede conmigo, porque todo el que quiere saber, conocer o ser libre, me busca y me encuentra.
Gila: ¡Quién te sacó de la caja?
Espíritu de la Luz: La curiosidad de una pobre alma en pena.
Bartolo: (Muy ausustado.) ¿Y dónde está?
Espíritu de la Luz: Por aquí andaba. (Buscándolo.) ¿Dónde te metiste?
Pobre Diablo: (Sale de su escondite.) Aquí estoy. (Bartolo y los demás retroceden un poco asustados.)
Espíritu de la Luz: No teman. (A Pobre Diablo.) ¿No querías ir a Belén?
Pobre Diablo: Sí.
Espíritu de la Luz: Pues, vámonos.
Fileno: ¿A nosotros también nos puedes guiar hacia allá?
Espíritu de la Luz: A todo el que quiera. Vengan.
Celfa: Por fin llegaremos a Belén.
Espíritu de la Luz: ¿Listos?
Todos: Listos. (Comienzan a bailar y a cantar. Excepto Gila y Bato que se empezarán a vestir como San José y la Virgen María.)
Todos: (Cantan.) Vamos pastores a Belén
Donde estará Jesús
para traernos el bien,
vendrá, vendrá, Jesús.
Vamos todos con luz
al camino, al camino del amor.
Canten, brinquen y aplaudan
porque ya viene Jesús.
(Dan una o varias vueltas al escenario. Se detienen.)
Paróse la estrella aquí
sin duda esto es Belén
donde nació nuestro Rey
Jesús, el redentor.
(Rodean a Gila y Bato que arrullan a un niño pequeño.)
Despierta Niño Jesús
trae paz y libertad.
Nunca abandones tu grey
sé nuestro gran pastor.
(Invitan al público.)
Vengan todos con luz
al camino, al camino del amor.
Hagan ruido, brinquen, canten.
Porque ha nacido Jesús.
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